miércoles, 22 de octubre de 2014

Cuando digo Dios, digo Hermano



Porque Tú lo has querido 
estoy aquí, Señor. En Tu nombre. 
No he venido yo; me has absorbido 
en la espiral de amor, 
que eres con todos. 
Nadie puede arrimarse a Ti 
sin que entero lo abraces, 
lo hagas Tuyo. 
Sin robarle nada, 
dándole todo. 
Del suelo a la cabeza 
soy regalo tuyo, 
espíritu que vuela 
y cuerpo que lo apresa. 
No puedes ya 
salirte de este mundo. 
Me inundaste [Rom 5, 5]
Y, empapado de Ti, te voy sembrando, 
y al tiempo que me siembro, 
como grano de trigo, 
en mis hermanos. 
No quiero quedar solo. 
Tu rostro buscaré, Señor. 
Hasta decirte ¡Padre! 
Pero sólo te encuentro, cuando, 
a todo lo que mana de Ti 
le digo: ¡hermano! 
Ignacio Iglesias, sj 

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