Vivir hoy el acontecimiento pascual supone seguir al Crucificado desde el horizonte de esperanza que genera la fe en el Resucitado. Por una parte, el seguimiento es el camino que permite acceder con creciente profundidad al encuentro con el Resucitado... Pero por otra parte, el encuentro con el Resucitado se expresa consecuentemente en el seguimiento, en el discipulado de Jesús... El seguimiento permite descubrir al Resucitado. Y el descubrimiento del resucitado remite a un seguimiento siempre más fiel...
¿Cómo vivir hoy la resurrección de Jesús? La respuesta más abarcadora sería: viviendo como resucitados en el seguimiento de Jesús... siendo fieles a la memoria del Crucificado en el seno del horizonte de esperanza de vida plena en que sitúa la memoria fiel del Resucitado...
Puesto que el Resucitado es el Crucificado toda vida informada por la fe en la resurrección tiene que aportar memoria de la cruz y, en consecuencia, memoria de todos los que han sido y son crucificados... Toda vida informada por la fe en la resurrección tiene que aportar esperanza, libertad y gozo en este mundo... La fidelidad a la memoria de la cruz y la resurrección nos remite a una praxis conflictiva, que es necesario asumir, en el seguimiento de Jesús, siendo conscientes de todos los riesgos que entraña...
Hay dos lugares privilegiados en donde puede hoy darse el encuentro con el Resucitado... El primero es el que proporciona la comunidad creyente formada por los seguidores y seguidoras de Jesús, especialmente cuando se reúne para celebrar la Eucaristía... El segundo es el pobre...
Juan Masiá
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