sábado, 29 de agosto de 2015

¿A qué nos aferramos?

Los discípulos de Jesús comienzan a dar muestras pequeñas de cambio y de libertad. Son capaces de romper alguna de las tradiciones de sus mayores sin sentirse culpables por ello. Pero aparece la figura enjuiciadora del fariseo. Y Jesús es especialmente crítico con ellos. Porque Jesús es especialmente crítico con aquel que se siente capaz de juzgar a un hermano con absoluta impunidad… ¿Soy de aquellos que juzgan impunemente a mis hermanos y hermanas? ¿Soy persona de crítica fácil?

Dos frases más nos deja Jesús para meditar hoy: “Me honráis con los labios pero vuestro corazón está lejos de mí” y “Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre”… De nuevo, Jesús me invita a la conversión interior. Ni obras ni palabras, corazón. Lo demás vendrás como consecuencia.


1 comentario:

HTTP://rosadeabril-m.blogspot.com dijo...

El tema de la ley de Dios lo trata la Liturgia de este Domingo con singular riqueza.La Primera Lectura nos habla de la fidelidad a la ley como condición esencial; "no añadáis nada a lo que os mando...así cumpliréis los preceptos del Señor". Un Dios que se acerca de esta manera a su pueblo, que está cerca del que lo busca o lo invoca,que no oprime ni esclaviza con la observancia de sus preceptos divinos debe ser correspondido con todo nuestro amor. Además la práctica de su ley, ennoblece al hombre y lo hace partícipe de la Sabiduría de Dios que le da la seguridad de caminar en la verdad y en el bieny le ofrece la certeza de ser admitido a su Presncia "Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?- Preguntamos con el Salmo responsorial- El que procede horadamente y practica la justicia...no calumnia consu lengua..., no hace mal asu prójimo", es decir:el que observa los mandamientos divinos

Seguimos leyendo los textos bíblicos y nos preguntamos,¿ qué es lo que hace que una persona sea buena? ¿Cuándo se puede decir que vive según lo que Dios espera de ella? Para los escribas y fariseos suponía cumplir al pie de la letra todo lo que habían recbido por tradición de los ancianos. Pero Jesús va por otro camino: hay que educar el interior de la persona para que todo lo que haga lo haga con el corazón, movida por el amor y buscando el bien de los demás.

No es muy fácil seguir la propuesta de Jesús, porque nuestro corazón no es totalmente bueno y pueden salir de él malos propósitos que nos obligan a permanecer siempre en el camino de la conversión.No pensemos nunca que nosotros somos muy buenos y que los que necesitan convertirse son los otros. Todos podemos caer en las tentaciones de que nos avisa el Evangelio.

Hoy, ante la crisis de valores que vivimos, debemos escuchar a Jesús acogiendo con corazón abierto su propuesta: vivir honradamente y practicar la justicia, decir siempre la verdad sin atacar a nadie, sin condenar, sin hacer mal a los demás y hacer buen uso del dinero para el bien común...y colaborar como podamos para que el tema de la emigración se solucione cuanto antes; como es un problema que nos sobrepasa, orar mucho para que el Señor lo solucione.