viernes, 1 de enero de 2016

Contemplación y acción

Te sigo, Señor, niño del pesebre y de la noche desnuda,
niño del camino y la intemperie, niño de la vida familiar de Nazaret.
Te sigo, joven carpintero, lleno de preguntas, inquieto ante el mundo,
Te sigo, luz de Dios para un mundo con demasiadas sombras.
Te sigo, profeta de la verdad y de un nuevo evangelio.
Y cuando llames a los discípulos, me sentiré también invitado
a participar en esa comunidad. Con tantos.
Te seguiré, o mejor, te seguiremos.
Hacia Jerusalén, y más allá de sus muros.
Hacia la vida, y más allá de la muerte.
Hacia la justicia, peleada a brazo partido.
Hacia el amor más auténtico.
En esta Navidad, celebrada día a día,
en el corazón y en la entraña de los bienaventurados.




1 comentario:

HTTP://rosadeabril-m.blogspot.com dijo...

Jesús nos dió a María como Madre nuestra en el momento en que, clavado en la Cruz, le dirige estas palabras:"Mujer, he ahí a tu hijo". Después, dice al discípulo:"He ahí a tu Madre"

"Así, de un modo nuevo, ha legado su propia Madre al hombre: al hombre, a quién ha transmitido el Evangelio. La ha legado a todo hombre...Y, desde aquel día, toda la Iglesia la tiene como Madre. Y todos los hombres la tienen como Madre. Entendemos como dirigidas a cada uno de nosotros aquellas palabras pronunciadas desde la Cruz"(San Juan PabloII). San Juan la acogió y cuidó de Ella con extremada delicadeza.. Los Padres de la Iglesia han visto en estas palabras que relata el Santo Evangelio, una invitación dirigida a todos los cristianos para que también nosotros pongamos a la Virgen en nuestras vidas. Ella ha influido de manera decisiva en la vida de sus hijos Ella cumple su misión de Madre de los hombres intercediendo continuamente por ellos al lado de su Hijo.Al comenzar el año que Dios nos regala, nos acercamos a Ella y le decimos con ternura filial, ¡Madre mia, acógeme y protégeme desde el cielo!!!