Después de leer el relato de la transfiguración, escribe una carta de amor a Jesús: empieza con un saludo cariñoso y a continuación di una cualidad que te gusta de Él. Piensa en algún momento que te has sentido como Pedro: ¡qué bien estoy aquí! No me quiero mover, no quiero que pase este instante…
Descríbelo con todo detalle, reviviéndolo, saboreándolo, disfrutándolo internamente… Al final de la carta da gracias a Dios por ese momento mágico vivido y por el presente.
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1 comentario:
La transfiguración de Jesús nos invita a dirigir nuestro espíritu hacia el destino inmortal que aquel acontecimiento extraordinario encierra:
En la cima del Tabor, Cristo, descubre durante unos momentos el esplendor de su divinidad; pero también nos descubre cómo será la transformación de nuestro ser cuando seamos configurados a Él.
La Palabra del Señor nos recuerda que somos peregrinos, que nuestra verdadera patria está en el cielo y hacia allí debemos orientar el corazón y continuar resueltamente por un camino seguro con Jesús; yendo con Él, aunque tropecemos con algún obstáculo, no nos perderemos.
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