Su texto profético habla de renovación y nos anuncia un mundo nuevo y feliz en el que no habrá enfermedades. "Los sordos oirán aquel día, los ciegos verán sin oscuridad y tinieblas" ( Is,29,18). Esta profecía se cumplió plenamente con la venida del Mesías. Se cumplió materialmente y espiritualmente, porque con su Doctrina preparaba el corazón de los hombres para escuchar la Palabra de Dios y dió luz a sus ojos para que los ciegos reconocieran sus caminos y su voluntad. EL mundo de hoy también necesita iluminación... Los que huyen de la guerra y han perdido sus casas y a sus seres queridos y tienen hambre y no son bien acogidos...Estos invocan con lágrimas ,pero confiados, como los ciegos de Jericó: "Ten piedad de nosotros Hijo de David". Es necesario que Jesús vuelva continuamente a librar al hombre de sus angustias y a devolver la luz a sus ojos para que pueda leer y poner en práctica con perfección el divino querer. La voluntad de Dios está escrita en las diversas circunstancias de la vida que desencadenan para cada hombre unos deberes imprescindibles. En primer lugar sus deberes de estado que son "sagrados"; y, después todos los deberes inherentes a situaciones permitidas por Dios: salud o enfermedad, pobreza o riqueza, aridez en la vida espiritual,éxitos o fracasos, desgracias...todo nos lo prepara el Señor como nos conviene a cada uno para nuestra santificación.Cumpliendo nuestros deberes, civiles y religiosos, tenemos la seguridad de estar haciendo lo que le agrada al Señor. La fe nos ayuda a soportar todas las vicisitudes que la vida nos depare, porque nos lo pide Dios y a Dios nunca se le niega nada.
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Su texto profético habla de renovación y nos anuncia un mundo nuevo y feliz en el que no habrá enfermedades. "Los sordos oirán aquel día, los ciegos verán sin oscuridad y tinieblas" ( Is,29,18). Esta profecía se cumplió plenamente con la venida del Mesías. Se cumplió materialmente y espiritualmente, porque con su Doctrina preparaba el corazón de los hombres para escuchar la Palabra de Dios y dió luz a sus ojos para que los ciegos reconocieran sus caminos y su voluntad.
EL mundo de hoy también necesita iluminación... Los que huyen de la guerra y han perdido sus casas y a sus seres queridos y tienen hambre y no son bien acogidos...Estos invocan con lágrimas ,pero confiados, como los ciegos de Jericó: "Ten piedad de nosotros Hijo de David". Es necesario que Jesús vuelva continuamente a librar al hombre de sus angustias y a devolver la luz a sus ojos para que pueda leer y poner en práctica con perfección el divino querer.
La voluntad de Dios está escrita en las diversas circunstancias de la vida que desencadenan para cada hombre unos deberes imprescindibles. En primer lugar sus deberes de estado que son "sagrados"; y, después todos los deberes inherentes a situaciones permitidas por Dios: salud o enfermedad, pobreza o riqueza, aridez en la vida espiritual,éxitos o fracasos, desgracias...todo nos lo prepara el Señor como nos conviene a cada uno para nuestra santificación.Cumpliendo nuestros deberes, civiles y religiosos, tenemos la seguridad de estar haciendo lo que le agrada al Señor. La fe nos ayuda a soportar todas las vicisitudes que la vida nos depare, porque nos lo pide Dios y a Dios nunca se le niega nada.
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