Jesús nos invita a su Reino a pesar de nuestras infidelidades y nuestro corazón poco entusiasta.
Él espera que hagamos lo mismo con la gente que tenemos a nuestro alrededor y son frágiles o especialmente débiles.
Fíjate en los protagonistas de la parábola (Padre, hijo mayor e hijo pequeño) y piensa en qué tengo de cada uno de ellos.
Él espera que hagamos lo mismo con la gente que tenemos a nuestro alrededor y son frágiles o especialmente débiles.
Fíjate en los protagonistas de la parábola (Padre, hijo mayor e hijo pequeño) y piensa en qué tengo de cada uno de ellos.
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1 comentario:
Jesús se sirve de parábolas para hacer comprender a los escribas y fariseos el gran misterio de la misericordia de Dios. Jesús ha venido a dar la vida por los pecadores y se esconde bajo la figura de un pastor que siempre está pendiente de su rebaño; pero si se le extravía una, deja el rebaño y se va en busca de la oveja perdida; cuando la encuentra, se siente feliz, la pone sobre sus hombros(Lc, 15,5 y regrea junto al rebaño.Todo hombre es buscado por Cristo, perseguido por su gracia; redimido con su sangre; y, todo hombre debe dejar que Cristo lo encuentre, que le tome en sus brazos y lo lleve a una vida mejor.
Jesús nos revela el rostro del Padre con una parábola que conmueve a santos y pecadores: Un padre tenía dos hijos y el menor decide independizarse. Por eso le pide al padre la parte de herencia que le corresponde y emigra lejos, a derrochar lo que ni siquiera había ganado con el sudor de su frente. Con las riquezas perdió su dignidad...se perdió el hombre entero. El hambre le obligó a convertirse en un despreciable guardián de cerdos y, en aquella lamentable situación, echa de menos su casa y decide comenzar una nueva vida; él conocía bien a su padre, le pediría perdón y le pediría que lo tratara como a uno de sus criados...Se puso en camino por una senda que el padre oteaba desde hacía tiempo, esperándolo.Su corazón no se había separado de su pequeño hijo. Conmovido profundamente, corrió a su encuentro, se le echó al cuello y lo abrazó y lo cubrió de besos. Después lo revistió de la dignidad perdida; encargó a los criados que le pusieran un vestido nuevo, zapatos, un anillo en el dedo y que prepararan una gran fiesta para celebrar que aquel hijo había regresado a casa.
Así es como Jesús nos habla del proceder del Padre celestial con los pecadores que "se acercan" dando apenas un paso. Pero los escribas y fariseos que no quieren participar en la Fiesta del Perdón, son como "el hijo mayor", que, obedientes a los preceptos, se sienten acreedores de un padre- dueño al que no conocen, ni aman, ni comprenden, a pesar de haber vivido siempre con él; tal vez, deseando convertirse en "dueños" por su "fidelidad". El Padre tuvo que salir para ir al encuentro de este hijo malvado; el Padre siempre sale, manifestando su gran corazón, manifestando a cada uno el amor humilde que espera, busca , exhorta, porque quiere estrecharnos a todos en un único abrazo y reunirnos en una misma Casa.
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