Jesús vuelve a la vida cotidiana de sus amigos: al lago, a la barca, a la pesca... como había hecho tantas otras veces... Pero esta vez, vuelve para transformarla, para hacerla completamente plena y abundante, para hacerla nueva... y sólo le pide dos cosas a Pedro: amor y fidelidad en el seguimiento. Me pongo entonces ante Jesús y le respondo a sus preguntas: “¿Me amas? ¿Me sigues?... ¿Cómo es tu amor por mí? ¿Y tu seguimiento?”
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