Etty Hillesum, una joven judía, vivió durante mucho tiempo confusión y caos en su propia vida y cuando descubre su centro siente el deseo de ayudar a los demás a descubrir el suyo : “ la fuerza viene de dentro, de un pequeño y cerrado centro al que me retiro a veces, cuando el mundo exterior me resulta excesivamente ruidoso…pero por lo demás todos mis sentidos están centrados en la realidad exterior y lo que allí observan se lo comunican al centro…Antes todas las impresiones exteriores solían provocarme ansiedad e inseguridad…Voy a ensimismarme durante media hora todas las mañanas antes de trabajar y a escuchar mi voz interior, a perderme; media hora en silencio con una misma…Pero no es tan sencilla esta media hora de silencio, necesita un aprendizaje: desalojar nuestros ruidos, incluso nuestras emociones y pensamientos edificantes y convertir lo más íntimo de nuestro ser en una vasta llanura vacía en la que ni el más leve rastro de maleza impida que pueda entrar en ti algo de “Dios” y algo también de “amor”…El amor que puedes dedicar a las pequeñas cosas de cada día” .
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