Voluntariado 3

De nuevo os dejo el trabajo realizado por Laura Martinez en su voluntariado. Otros ojos para mirar la vida de los demás.

Día 1

-          Casa de Sagrada Corazón

Era la primera vez que asistíamos a la actividad de voluntariado y cuando entré en aquel sitio se me revolvió el estómago y pensé que no podría hacerlo, que no estoy hecha para dedicarme al mundo y no le iba a poner el sentimiento que hace falta para ayudar a las personas desconsideradamente.

Cuando nos presentaron a algunos de los abuelillos que estaban allí, Marta decidió ir a darle de merendar a Carmencita y subimos las cuatro y le estuvimos hablando y riéndonos y fue genial. Después Teresa y yo nos fuimos con Trini y Sara, estuvimos contándoles miles de cosas y Sara si “reaccionaba”, asentía con la cabeza y entendía lo que le decíamos y hacía ruidos intentando contestarnos. Y estaba triste porque hacía muy poco tiempo que estaba con esa enfermedad, y supongo que debe ser muy frustrante estar bien y que de un día para otro, todo lo que habías podido hacer ahora se quedara en ganas de poder hacerlo.

Cuando nos íbamos a ir, le prometimos que el próximo jueves iríamos a jugar al parchis con ella y que Trini nos tenía que cantar, pero no vamos a ir nunca, y creo que me da más pena por haberles prometido algo y no hacerlo, que el hecho de que ellas no se van a acordar.

Pero para ser el primer día, estuvo bien, pude hacerlo y no me costó nada. Me fui sonriendo.

Día 2

-          Residencia St. Bárbara

Este sitio, es mucho mejor, los abuelillos están en mejores condiciones y pueden hablar contigo. Puedes interaccionar con ellos.

La primera vez que fuimos nos enseñaron el sitio, como trabajaban y a la hora que íbamos a ir nos explicaron las actividades que hacían. También nos dijeron que los dividían en tres salones, dependiendo de su estado. A mí el salón que más me gustó fue el segundo, no estaban ni del todo mal ni del todo bien.

La chica nos contó las historias de algunos de ellos y estuvimos hablando con Trini, que tiene miles de carreras hechas, y otro señor. Y también conocimos a un amigo del Padre Félix, que por cierto, se lo contamos al Padre Félix y se puso muy contento.

Y no pudimos hacer mucho más, presentación, conocer y hasta el próximo día.

Día 3

-          Residencia St. Bárbara

Mi tarde (o mi hora) se la dediqué a Sara y a Encarna.

Sara tiene 97 años y está como una rosa. Cuando habla, me recuerda a mi bisabuela Lola, tiene unos puntos graciosos y además, nos contó cosas curiosas. Supongo que sentarnos a escucharla es lo que ella quiere, tener a alguien que le dedique un ratillo. Además, hablando con ella, se nota como estaba educada la sociedad hace tiempo, insistió muchísimo en el respeto y en la educación, en que muchas veces debíamos callarnos las cosas, y miles de historia que nos contó. Y lo que más me llenó, fue cuando al irnos, nos despedimos, nos dio un beso y nos dijo que esa noche iba a rezar por nosotras, y nos dio las gracias miles de veces.

Y a la otra persona a la que le dediqué mi rato, fue a Encarna, es una señora que tiene Esquizofrenia Paranoide. Al principio, no quería hablar con ella porque tiene una actitud súper fea, a la hora de que si no quieres estudiar psicología o no estás interesada en su caso no quiere hablarte. Pero al final, me senté a escucharla. Me estuvo contando que quiso suicidarse y otra cosa curiosa fue que tiene los meses y los días contados desde que intentó suicidarse y estaba ingresada allí. Y me contó síntomas que tenía y que ella sabía que era culpa de la guija y cada día estaba más segura, traté de convencerle de que eran respuesta fisiológicas del cuerpo y miles de cosas más, pero no  se rompió ni lo más mínimo el muro que tiene que sus creencias y en la historia que tiene en su cabeza. Aunque yo creo, que la esquizofrenia podría curarse, es cuestión de tiempo, de sesiones y de ir tirando abajo el muro y las historias que las personas crean en su realidad.

Quizás escoja a estas dos personas como mis proyectos en voluntariado hasta que me cambien de centro, quizás pueda hacer algo en sus vidas o quizás pueda aportarles algo que nadie más puede darles.