jueves, 19 de enero de 2012

Sin salir de nuestro ombligo

El Diccionario dice que «abnegación» es el sacrificio que uno hace de su voluntad, de sus afectos o de sus intereses en servicio de Dios o para bien del prójimo. Parece que la palabra no está muy de moda; pero si miramos bien la realidad, veremos cuánto sacrificio hay, entre jóvenes y no tan jóvenes, bajo promesas de éxito, libertad, felicidad o reconocimiento. No se hacen ayunos, pero sí hay dietas para adelgazar y conseguir el preciado 90-60-90; no hay cilicios, pero sí gimnasios y accesorios desengrasantes; no se plantea la conversión, pero sí el «cambio radical», programa de televisión que se hizo famoso en poco tiempo; no se hacen colas ni hay largas esperas en los actos religiosos (la misa, que no pase de 20 minutos) ni se hacen vigilias largas..., pero se puede estar una noche entera a la intemperie esperando conseguir una entrada para el concierto de algún cantante de moda; no hay tiempo para cuidar lo importante y a aquellos que nos importan, pero se trabaja horas y horas para tener el coche que ofrecen en la tele... Sacrificio hay, y mortificación, y renuncia..., ¡pero sin salir de nuestro ombligo!

Inmaculada Soler Giménez 

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