San Pablo escribe que estamos llamados a ser personas libres (Ga 5, 13). Liberarse no es en el Evangelio una sugerencia gratuita. Quien cree en Dios sabe que es responsable del prójimo. Por ello todos tenemos el derecho de liberarnos de todo aquello que se opone al derecho del otro. Trabajar por Dios y por el prójimo exige que nos alejemos de la posesión, del poder y del dinero, y que renunciemos a querer dominar a los demás.
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