“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados. Yo os aliviaré”. Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que viven su religión como una carga pesada. No son pocos los cristianos que viven agobiados por su conciencia. No son grandes pecadores. Sencillamente, han sido educados para tener siempre presente su pecado y no conocen la alegría del perdón continuo de Dios. Si se encuentran con Jesús, se sentirán aliviados. Hay también cristianos cansados de vivir su religión como una tradición gastada. Si se encuentran con Jesús, aprenderán a vivir a gusto con Dios. Descubrirán una alegría interior que hoy no conocen. Seguirán a Jesús, no por obligación sino por atracción.
“Cargad con mi yugo porque es llevadero y mi carga ligera”. Es la segunda llamada. Jesús no agobia a nadie. Al contrario, libera lo mejor que hay en nosotros pues nos propone vivir haciendo la vida más humana, digna y sana. No es fácil encontrar un modo más apasionante de vivir. Jesús libera de miedos y presiones, no los introduce; hace crecer nuestra libertad, no nuestras servidumbres; despierta en nosotros la confianza, nunca la tristeza; nos atrae hacia el amor, no hacia las leyes y preceptos. Nos invita a vivir haciendo el bien.
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso”. Es la tercera llamada. Hemos de aprender de Jesús a vivir como él. Jesús no complica nuestra vida. La hace más clara y más sencilla, más humilde y más sana. Ofrece descanso. No propone nunca a sus seguidores algo que él no haya vivido. Nos invita a seguirlo por el mismo camino que él ha recorrido. Por eso puede entender nuestras dificultades y nuestros esfuerzos, puede perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre a levantarnos. Hemos de centrar nuestros esfuerzos en promover un contacto más vital con Jesús en tantos hombres y mujeres necesitados de aliento, descanso y paz. Me entristece ver que es precisamente su modo de entender y de vivir la religión lo que conduce a no pocos, casi inevitablemente, a no conocer la experiencia de confiar en Jesús. Pienso en tantas personas que, dentro y fuera de la Iglesia, viven “perdidos”, sin saber a qué puerta llamar. Sé que Jesús podría ser para ellos la gran noticia
1 comentario:
(Mt11,25), San Mateo nos revela el "misterio personal de Cristo, sobre sus relaciones íntimas con el Padre; nos lo revela a nosotros: a los pequeños, a los que no son nada,a los despreciados por los sabios de este mundo; y, a éstos, los excluye de esta revelación sublime, reservada únicamente a la gente sencilla; se niega a los sabios,llenos de prepotencia y satisfechos de sí mismos y se abre a los niños por su inocencia y por su aceptada ignorancia.A estos niños se les comunica parte del conocimiento altísimo que se intercambian Jesús y el Padre celestial, y que sólo Dios puede comunicar al hombre: "Nadie conoce al Hijo más que el Padre y aquel a quién el Hijo se lo quiera revelar"
Jesús no nos atosiga con leyes difíciles de cumplir; nos da una sola Ley: la del amor a Dios y a los hermanos; que tiene un solo objeto: el cumplimiento de la Voluntad del Padre que no es para nada difícil si se abraza como lo hizo Jesús, con amor, paciencia y humildad."Cargad mi yugo y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".
Lo importante no es conseguir, lo importante es permanecer y compartir el estilo de vida de Jesús..."Heme aquí para hacer tu voluntad"(Sal.40). objetivos
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