Jesús no se mete en si el César tiene derecho a gobernar, sino reconoce que, como demuestra la moneda, en realidad gobierna, y por tanto exige tributos. Pero a este reconocimiento añade la afirmación de que también hay que pagar a Dios lo que es de Dios. La respuesta, pues, no es ninguna teoría política, ni establece una división de competencias entre el César y Dios, ni responde lo que hay que hacer en caso de contraposición entre las exigencias del César y las de Dios. Si se mira el conjunto del evangelio, se ve como Jesús presta una atención muy limitada a dar respuestas a las cuestiones concretas de la realidad temporal. Normalmente, siempre que se plantea una cuestión de este tipo, anuncia que lo que cuenta es la fidelidad a Dios, y que todo el interés debe estar centrado en el Reino de Dios que viene y que es superior a cualquier poder humano. La respuesta de Jesús nos plantea hoy un serio problema: ¿damos a Dios todo lo que es de Dios?
¿Mi interés está centrado en el Reino de Dios?
Mi vida, mis acciones… ¿están orientadas a su construcción?
¿Doy a Dios todo lo que es de Dios...?
Aquí te dejo el material para trabajar el Evangellio de este domingo. Pincha en la imagen
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