Compadecerse es sentir el mundo como casa, sentir al otro como hermano en la existencia. Es experimentar su sufrimiento como propio. Es la tristeza nacida del mal ajeno. Es la verdadera esencia de la humanidad.
Torralba, Francesc
Un mar de emociones
Un mar de emociones
Y una historia sobre la compasión:
“-Me gustaría regalarte una palabra. La mejor de todas.
-¿Ah, sí? ¿Cuál es?
-Compasión, que, como sabes, es la capacidad de meterse en la piel del prójimo y de sentir con el otro lo que él siente.
-Sí, me gusta. ¿Pero por qué dices que es la mejor?
-Porque es la única de las grandes palabras por la que no se hiere, no se tortura, no se captura y no se mata... Incluso, lo evita. Hay otras palabras muy bellas: amor, libertad, honor, justicia... Pero todas ellas, absolutamente todas pueden ser manipuladas, pueden ser utilizadas como arma arrojadiza y causar víctimas. Por amor a su Dios encienden las cruzados las piras, y por aberrante amor matan los amantes celosos a sus queridas. Los nobles maltratan y abusan bárbaramente a sus siervos en nombre de su supuesto honor; la libertad de unos puede suponer cárcel y muerte para otros y, en cuanto a la justicia, todos creen tenerla de su parte, incluso los tiranos más atroces. Sólo la compasión impide estos excesos; es una idea que no puede imponerse a sangre y fuego sobre otros, porque te obliga a hacer justamente lo contrario, te obliga a acercarte a los otros, a sentirlos y entenderlos. La compasión es el núcleo de cómo somos mejor...
...Compasión: capacidad para sentir el sufrimiento del otro, el miedo del otro, la necesidad del otro. Entendimiento profundo de los otros que sólo se consigue después de haber entendido el dolor propio.”
(Diálogo entre Leola y Nyneve.
“Historia del rey transparente”. Rosa Montero)
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