Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida,
pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás,
aunque no paguen; hacer un favor al que
no va a devolver; gastar la vida es lanzarse aun
al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias;
es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que solo tenemos sentido
cuando nos quemamos; solamente entonces
seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio,
y buscar la seguridad.
Luis Espinal
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