jueves, 18 de junio de 2015

¿Por qué tanto miedo?

El evangelio nos muestra una vez más el diálogo que Jesús tiene con sus seguidores, y es la invitación a la confianza total en el Dios en que creemos.

No es fácil, vivir los acontecimientos, las relaciones, las responsabilidades... con aquella confianza que sea lo que sea lo que vivimos, todo tiene un sentido, pese a que nuestros ojos y sentimientos no tomen siempre la decisión de confiar en Dios... desde aquella seguridad que es una oportunidad de crecimiento, desde el don de la fe, en definitiva, de confianza en Dios.

Muchas veces sentimos dolor, nos ponemos interrogantes, podemos pensar en los por qué y optar por una actitud más débil que nos lleva al miedo, a la exigencia, al enojo, a la pasividad. Otras veces podemos esponjarnos, liberarnos, aligerarnos.

- Recordamos y revivimos mentalmente la imagen de un bebé en brazos de su padre o madre, tranquilamente, plácidamente... con aquella relajación del bebé atendido y amado.
- Y ahora, intentamos recordar alguna ocasión que nos hemos sentido el bebé en brazos de nuestro padre-madre del cielo.
- Desde la vivencia... ¿qué siento?


1 comentario:

HTTP://rosadeabril-m.blogspot.com dijo...

No hay que echarse a temblar cuando nos acercamos al Señor para ofrecerle una Oración. No necesitamos muchas palabras, ni justificar mucho nuestras infidelidades; basta con seguir la enseñanza de Jesús, sencilla, breve, completa y comprensible: el Padrenuestro, la plegaria filial y de confianza en Dios por excelencia.Cuando dirigimos a Él, no queremos pedirle nada, sólo invocarle como hijos,echarnos en sus Brazos, hablar con Él, hacerle nuestras confidencias más íntimas. Recitar el Padrenuestro es impregnarnos del Espíritu, es dirigirnos a nuestro Creador como un Padre, con absoluta confianza y con la certeza de que somos escuchados.

Antes de orar,es imprescindible que revisemos nuestra actitud con los hermanos; no puede haber ningún odio en nuestro corazón porque nos separaría de Dios.