No es fácil dar testimonio de nuestra fe entre conocidos o familiares. La incomprensión o el escepticismo parecen, a menudo, obstáculos insalvables. Pero tan sólo lo parecen. Si escuchamos la llamada, si seguimos el camino, hallaremos la fuerza para que nuestro ejemplo tenga eco entre aquellos que sepan mirar y escuchar.
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1 comentario:
En Nazaret, Jesús, fracasa como evangelizador. Sus paisanos no aceptan que una buena noticia de Dios les pueda llegar por boca del hijo del carpintero, tan sencillo y humilde como ellos. Creen que la sabiduría y la capacidad para curar enfermos,se adquieren asistiendo a escuelas importantes y ha tenido unos maestros famosos. Tal vez el rechazo y el desprecio de Jesús sólo fuera un pretexto para no acoger y vivir el mensaje...Como tampoco le llevan enfermos para curarlos, Él les recuerda un refrán bien conocido por todos:"No desprecian a un Profeta más que en su propia tierra, entre sus parientes, entre los suyos".
Pero Jesús, lejos de desanimarse, continúa su Misión Redentora. Sigue recorriendo los pueblos y enseñando . Ezequiel y Pablo nos hablan de la valentía de Jesús y de toda persona llamada y enviada por Dios a cumplir una misión determinada y se encuentra ante una situación de fracaso
El Evangelio nos interpela sobre nuestro modo de escuchar y acoger a Jesús.¿ Lo aceptamos siempre? O, ¿lo aceptamos cuando nos dice lo que nos gusta oir? ¿Cómo valoramos a los demás?¿ Nos preocupamos de que nuestra vida sea nuestro primer y más importante testimonio?
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