Debemos estar siempre en disposición de realizar el bien, incluso en las circunstancias más difíciles, aquellas en las que parece que tan sólo un milagro nos ayudará a salir adelante, un milagro como el de conseguir que nuestro corazón vea un hermano allá donde veíamos un enemigo. Debemos tener claro que no es la popularidad exterior, el reconocimiento o el halago, el triunfo tal y como se entiende hoy en día, lo que Dios espera de nosotros, sino la sinceridad y la sencillez de corazón: nuestra fragilidad es nuestra fuerza, más poderosa que cualquier otra.
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La providencia de Dios satisface todas las necesidades del hombre. En el libro segundo de los Reyes(4, 42-44)leemos una multiplicación de los panes realizada por Eliseo que es figura de la realizada ocho siglos más tarde por Jesús y que se lee en el evangelio de Juan( 6,15).Un hombre se presenta al profeta Eliseo y le entrega "veinte panes de cebada" y una orden de repartirlos a su gente, cien hombres. El siervo objeta que le parecen pocos panes para tantos hombres, pero Eliseo repite la orden en el nombre de Dios: "Esto dice el Señor: "Comerán y sobrará"(2Re4,43)
El milagro se repite en Galilea cuando Jesús se vió rodeado de una muchedumbre que acudía a oir su Doctrina(Jn,6,5).Lo mismo que Eliseo habia saciado a cien hombres con veinte panes, Jesús con sólo cinco panes y dos peces, sacia a cinco mil y también aquí quedan las sobras- doce canastas en el hecho evangélico. Porque Dios no es avaro en socorrer las necesidades de sus criaturas. Estos milagros no se realizaron de la nada, se hicieron con el concurso del hombre que aportó unas escasísimas provisiones: los veinte panes ofrecidos a Eliseo por el hombre de Baal Salisá, y los cinco panes y los dos peces que Jesús recibió de un muchacho que los habia traido . Dios omnipotente puede hacerlo todo de la nada, pero quiere que el hombre haga lo que pueda que es siempre poco, pero Dios misericordioso y omnipotente no dejará de intervenir haciendo fructificar sus obras buenas.
Jesús se conmueve y se preocupa por la muchedumbre hambrienta y quiere que los fieles se hagan cargo de las necesidades ajenas de una forma efectiva, que no sean solo palabras, sino que se llegue a la ayuda concreta.
Alimentados de un único Pan, el Cuerpo del Señor,los fieles formamos un solo cuerpo, el Cuerpo Místico de Cristo. San Pablo, en la segunda Lectura, exhorta a los fielesa "mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la Paz", porque "hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, un sólo Señor y una sola Fe".
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