viernes, 14 de agosto de 2015

Confianza


“Oh, Dios, escucha mi voz, atiende a mi súplica”

A veces todo parece perder sentido. Obrar bien no basta. El mal se ríe del que obra bien. Intento ser
fiel, pero otros hacen burlas. “Nos acechan sombras de muerte”, parece ridículo seguirte, Dios
mío. Siento la amenaza de los acontecimientos y siento miedo.

De repente me vienen a la mente voces que me dicen: “protégete, no te entregues, mira por ti, no
merece la pena darlo todo, haz como todo el mundo.” Pero yo me acuerdo de Ti, recuerdo cómo me has tratado, con qué ternura me creaste y con cuánto amor me has salvado. Aprieto los puños, concentro todo mi deseo en ti y te clamo: ¡no abandones la obra de tus manos!

Dejo de mirar alrededor y miro hacia arriba y, de repente, entre las sombras, se ilumina mi rostro y siento que me dices:

—No tengas miedo. (Mt 10)
—Yo estoy contigo. (Dan 10)
—¿Es que puede olvidarse una madre de su bebé? Pues aunque una madre se olvide, jamás me olvidaré yo de ti. (Is 49,15)

Por eso, miro al cielo y te digo:

— Señor, confío en ti, no me permitas que me quede defraudado. Solo tú tienes palabras de vida eterna. 

Textos bíblicos de apoyo

Confianza
Sal 4; Sal 16, Sal 39, Sal 46, Sal 85, Sal 121

Gratitud
Sal 116; Sal 118; Mc 5, 1-20; Lc 17, 11-19; Jn 9, 24,-38

Arrepentimiento
Sal 50; Sal 129; Sal 103; Lc 18, 9-14; Mc 21-24; Lc 5, 8-11 

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