viernes, 21 de agosto de 2015

Tú tienes palabra de vida eterna

“Este modo de hablar es duro”, decían los primeros apóstoles. Y decimos nosotros. Seguir a Jesús no es fácil, el camino está lleno de rosas con espinas. El seguimiento de Jesús implica opción constante por el reino y optar es renunciar. Renunciar a bienes inmediatos, renunciar al camino fácil.

Seguir a alguien como Jesús implica sentir que una y otra vez nos faltan fuerzas y fallamos. Porque el modelo a seguir es muy superior a nosotros. Y esto nos hace vacilar cuando nos olvidamos de lo esencial: el seguimiento de Jesús, la opción por el reino no es mérito nuestro. Es un don: “nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede”. Y como don y gracia lo hemos de aceptar. Y esto es un acto de fe, un irremediable acto de fe porque “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”.



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