viernes, 7 de agosto de 2015

Una pregunta ¿aceptas o no aceptas?

Jesús se nos anuncia, se nos ofrece como Pan de vida. Se nos ofrece… y en nuestras manos está aceptar o no esta oferta. Dejarnos llevar por la atracción del Padre. Para aceptar el Pan de Vida hay que tener hambre de vida. Hay que ser inconformistas y saber distinguir qué es y qué no es vida, qué es y que no es de Dios…
Para escuchar al Padre hay que silenciar aquello que no es del Padre, y vivimos en una vida llena de ruidos interiores.

Señor, ¿tengo hambre de vida? ¿Tengo hambre de ti?
Señor, ¿soy capaz de silenciar mis ruidos personales para dejarte entrar, para escucharte?


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