miércoles, 7 de octubre de 2015

Aquí estoy

A veces nos preguntamos ¿qué es lo que tenemos que hacer? Y bastaría solamente con decir, si nos conocemos, ¡aquí estoy, Señor!. No es tiempo de guardar, sino de dar lo que somos, de vivir la vida que Dios nos ha concedido. Esto nos lleva a estar pendiente de todo lo que nos rodea y ofrecernos para que este mundo cambie y la vida de muchos vaya mejor.




Yo, el Señor del cielo y el mar,
He oído el clamor de mi pueblo.
A todos los que viven en la oscuridad y el pecado,
Mi mano los salvará.
Yo, que hice las estrellas de la noche,
les iluminaré en su oscuridad.
¿Quién les llevará mi luz?
¿A quién enviaré?

Aquí estoy, Señor. ¿Soy yo, Señor?
He oído tu llamada en la noche.
Yo iré, Señor, si me conduces.
Llevaré a tu pueblo en mi corazón.

Yo, el Señor de la nieve y la lluvia,
He sufrido el dolor de mi pueblo.
He llorado por amor a ellos.
Y ellos me dan la espalda.
Voy a romper sus corazones de piedra,
Les daré corazones únicamente para amar.
Les haré llegar mi palabra.
¿A quién enviaré?

Aquí estoy, Señor. ¿Soy yo, Señor?
He oído tu llamada en la noche.
Yo iré, Señor, si me conduces.
Llevaré a tu pueblo en mi corazón.

Yo, el Señor del viento y del fuego,
Iré a los pobres y cojos.
Haré una fiesta para ellos.
Mi mano les salvará.
El pan más maravilloso les ofreceré,
Hasta que sus corazones queden satisfechos.
Les daré mi vida.
¿A quién enviaré?

Aquí estoy, Señor. ¿Soy yo, Señor?
He oído tu llamada en la noche.
Yo iré, Señor, si me conduces.
Llevaré a tu pueblo en mi corazón.

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