El Evangelio nos habla bien claro: Dios nos quiere libres de todo lo que nos ata.
No es que la santidad sea patrimonio de los pobres, pero el Evangelio tiene palabras duras contra las riquezas y el dinero, ya que quitan nuestra libertad para ver, juzgar y actuar correctamente ante los problemas de los hermanos necesitados.
No es fácil ser libre y hacer el bien cuando nuestros brazos están ocupados en proteger y guardar lo que vamos acumulando.
¿Qué lugar ocupa el dinero en el “ranking” de mis valores y preocupaciones? ¿Un lugar adecuado, sometido a los valores?
No es que la santidad sea patrimonio de los pobres, pero el Evangelio tiene palabras duras contra las riquezas y el dinero, ya que quitan nuestra libertad para ver, juzgar y actuar correctamente ante los problemas de los hermanos necesitados.
No es fácil ser libre y hacer el bien cuando nuestros brazos están ocupados en proteger y guardar lo que vamos acumulando.
¿Qué lugar ocupa el dinero en el “ranking” de mis valores y preocupaciones? ¿Un lugar adecuado, sometido a los valores?
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