En el evangelio del tercer domingo de adviento a Juan Bautista le preguntan cuales son las actitudes de un buen discípulo. Aprovechando la imagen del vestido, y las preguntas de algunos publicanos, el evangelista nos presenta algunas a tener presentes: compartir, donación, solidaridad, equidad, prudencia y honestidad. Ante sus respuestas el pueblo que lo escucha queda embelesado y se preguntan si aquel que habla tal vez sería el Mesías.
Juan lo tiene claro, no deja duda. Sus respuestas son palabras humanas y si nos ponemos en manos de Dios veremos las grandes maravillas de su actuar. Debemos tener los ojos bien abiertos y los oídos atentos pues el hijo de Dios, Jesús, con lenguaje humano, nos habla de Dios, nos habla del Reino, es decir, nos habla de la presencia de Dios en el mundo y nos hace poseedores del espíritu bautizándonos con el Espíritu Santo.
Permanezcamos abiertos a la palabra y a la voluntad de Dios, grandes maravillas están a punto de suceder, maravillas que se convertirán en los signos de Dios presente en la humanidad. Espérale con atención, ¡quiere contar contigo!
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