domingo, 11 de septiembre de 2016

¿Qué hay en mi corazón?

Es importante saber cómo es el Dios en el que creemos, pero más importante es saber cómo es el Dios en el que creyó Jesús, cómo es el Dios que Él nos manifestó. Jesús nos hablaba de Dios, no sólo con palabras, sino también con lo que hacía. Hoy Jesús nos cuenta unas parábolas que nos hablan de Dios, pero que nacen de una actitud de Jesús. Y él nos dice que frente a los hermanos despreciados, podemos obrar de dos maneras diferentes: como Dios -que es también como obra Jesús, que “come con ellos”-, o como los judíos “religiosos”, los “buenos”, los puros, que no ven bien esta actitud de Jesús.

¿Y mi actitud? ¿Qué hay en mi corazón de “hijo pródigo”… que se separa del Padre, que malgasta la herencia que ha recibido gratuitamente? ¿Cuándo me comporto como él? ¿Qué hay en mí del hijo mayor, que se cree mejor, con más derechos, irreprochable, despectivo con los otros hermanos? ¿Cuándo me comporto como él?
¿Qué hay en mí que evoque les actitudes del Padre (misericordia, acogida incondicional, perdón...)? Ante la actitud del Padre, que me perdona, que me acoge, que me abraza.... ¿qué pasos quiero dar hacia Él? ¿Y qué pasos he de dar hacia los otros, siguiendo el ejemplo del Padre?

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