“El Hijo del Hombre vendrá cuando menos os lo esperéis”. Mateo nos invita a prepararnos y a estar atentos a la venida del Señor. Este pasaje nos abre la esperanza en medio de un mundo removido. Desde el presente nos hace mirar al futuro de la promesa de Dios; su venida es inminente, no podemos estar dormidos, tenemos que estar atentos porque Dios ya llega para estar entre nosotros.
El Adviento es un tiempo para volver a mirar a nuestro alrededor y resituarse en nuestro entorno y en un mundo donde cuesta situarse sin caer en el consumismo, el egoísmo,..., en un mundo que es fácil desacreditar pero que es el lugar donde tenemos que construir el Reino. Adviento es tiempo de esperanza, tiempo de escuchar buenas noticias, tiempo de pensar en positivo, tiempo de creer que otro mundo es posible.
El Adviento es tiempo para volver a creer en un Dios que ama a su pueblo, al que cuida y que no lo olvida y que por ellos se hace hombre, que llega a nosotros en una situación de pobreza y vulnerabilidad (en forma de niño). El Adviento en definitiva es tiempo de amor, tiempo de tener en cuenta a todos los hombres y las mujeres de nuestro alrededor que a pesar que los sintamos lejanos, diferentes, extraños, ... también cuentan para Dios.
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