"Dios está con nosotros"
Un primer hecho es evidente: crece el número de personas "vulnerables". Hombres y mujeres que se sienten débiles, desarraigados, sin fuerzas para vivir. Personas que no pueden ni saben seguir el ritmo de vida de la sociedad moderna y, por tanto, se sienten profundamente insatisfechos, infelices y desamparados.
Un segundo hecho también evidente: se está agravando el problema de las personas que se sienten "solas". La soledad es una de las fuentes más universales de sufrimiento humano..., la raíz de tantos suicidios, alcoholismo, drogodependencias y tantos síntomas psicosomáticos (dolores de cabeza, de estómago, de espalda...) y de tantos accidentes de tráfico. Tan habituados al estado de anestesia colectiva, que uno siente verdadero pánico a quedarse sin nadie que te distraiga. Hay que evitar el doloroso vacío. Hay que buscar la "diversión" constante.
Y ante estas dos evidencias, una dolorosa constatación: nadie tiene tiempo para detenerse ante el otro y escuchar su vida. Cada día hay más y más personas que necesitan ser escuchadas y cada vez son menos los que están dispuestos a escuchar.
"¡No estamos solos! Dios está con nosotros". He aquí en síntesis el mensaje de la Navidad. Dios nos es un Padre que sigue muy de cerca toda nuestra vida. Tan convencidos estaban los primeros cristianos que cuando se escribió el Evangelio (años 80), decidieron que el mejor nombre para designar a Jesús era el de Emmanuel, es decir, "Dios-con-nosotros". Y con eso queda todo dicho.
Este es el secreto de la Navidad: No estamos perdidos en una inmensa soledad. No vivimos sumergidos en la oscuridad. Dios está con nosotros. Hay una Luz encendida en nuestra vida. Porque Dios está con nosotros todo cambia: no hay lugar para el absurdo, podemos vivir en la esperanza.
La mejor manera de celebrar la Navidad es la de saber escuchar a las personas que nos rodean para que no puedan sentirse ni "vulnerables" ni "solas "..., y ayudarlas a mirar alto y lejos, hacia un horizonte de eternidad que en Jesús niño se nos abre de par en par.
Pistas para la reflexión: "La" felicidad ", móvil permanente de la vida humana" (Tomás de Aquino).
A mí se me ocurre de inmediato una primera y fundamental pregunta: ¿Eres feliz? Necesitamos no pasar por encima. Necesitamos ir a fondo porque hemos sido creados para la "felicidad" y desgraciadamente es demasiada la gente que se siente infeliz..., a veces, muy infeliz.
- ¿Eres feliz?
- ¿Dónde pones tu felicidad?
- ¿Qué impide que la vivas?
La felicidad va íntimamente ligada a la pregunta por el sentido: ¿Qué sentido tiene todo esto?
- ¿Dónde pones tu esperanza?
Un primer hecho es evidente: crece el número de personas "vulnerables". Hombres y mujeres que se sienten débiles, desarraigados, sin fuerzas para vivir. Personas que no pueden ni saben seguir el ritmo de vida de la sociedad moderna y, por tanto, se sienten profundamente insatisfechos, infelices y desamparados.
Un segundo hecho también evidente: se está agravando el problema de las personas que se sienten "solas". La soledad es una de las fuentes más universales de sufrimiento humano..., la raíz de tantos suicidios, alcoholismo, drogodependencias y tantos síntomas psicosomáticos (dolores de cabeza, de estómago, de espalda...) y de tantos accidentes de tráfico. Tan habituados al estado de anestesia colectiva, que uno siente verdadero pánico a quedarse sin nadie que te distraiga. Hay que evitar el doloroso vacío. Hay que buscar la "diversión" constante.
Y ante estas dos evidencias, una dolorosa constatación: nadie tiene tiempo para detenerse ante el otro y escuchar su vida. Cada día hay más y más personas que necesitan ser escuchadas y cada vez son menos los que están dispuestos a escuchar.
"¡No estamos solos! Dios está con nosotros". He aquí en síntesis el mensaje de la Navidad. Dios nos es un Padre que sigue muy de cerca toda nuestra vida. Tan convencidos estaban los primeros cristianos que cuando se escribió el Evangelio (años 80), decidieron que el mejor nombre para designar a Jesús era el de Emmanuel, es decir, "Dios-con-nosotros". Y con eso queda todo dicho.
Este es el secreto de la Navidad: No estamos perdidos en una inmensa soledad. No vivimos sumergidos en la oscuridad. Dios está con nosotros. Hay una Luz encendida en nuestra vida. Porque Dios está con nosotros todo cambia: no hay lugar para el absurdo, podemos vivir en la esperanza.
La mejor manera de celebrar la Navidad es la de saber escuchar a las personas que nos rodean para que no puedan sentirse ni "vulnerables" ni "solas "..., y ayudarlas a mirar alto y lejos, hacia un horizonte de eternidad que en Jesús niño se nos abre de par en par.
Pistas para la reflexión: "La" felicidad ", móvil permanente de la vida humana" (Tomás de Aquino).
A mí se me ocurre de inmediato una primera y fundamental pregunta: ¿Eres feliz? Necesitamos no pasar por encima. Necesitamos ir a fondo porque hemos sido creados para la "felicidad" y desgraciadamente es demasiada la gente que se siente infeliz..., a veces, muy infeliz.
- ¿Eres feliz?
- ¿Dónde pones tu felicidad?
- ¿Qué impide que la vivas?
La felicidad va íntimamente ligada a la pregunta por el sentido: ¿Qué sentido tiene todo esto?
- ¿Dónde pones tu esperanza?
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