viernes, 28 de abril de 2017

Resucitar


El aire no se mueve. Es frío y pesado al tiempo. No hay ruido, ningún sonido. El silencio casi duele. Tampoco hay luz. La pared es de roca. No hay vida. Y la única entrada está taponada por una gran losa que cierra toda posibilidad de vida...

Pero es tiempo de vaciar los sepulcros. Es tiempo de mover las losas. Es tiempo de que vuelva la vida; como antes y al tiempo transformada. Es tiempo de que el silencio dé paso a nuevas palabras, murmullos, gritos y risas; de que la quietud se transforme en baile; y el frío se trastoque en la calidez del ser que vibra, late y ama.

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