jueves, 30 de noviembre de 2017

Comienza el adviento

Este Evangelio nos invita a examinarnos a nosotros mismos y a nuestra manera de vivir y a seguir las palabras de Jesús “mirad, vigilad!”. Estas palabras tienen en el Adviento todo el sentido.

Jesús nos recuerda que nosotros somos como sirvientes a los cuales se ha dado la responsabilidad de velar y esperar mientras el amo no vuelva. Es un llamamiento a estar alerta y a velar en los caminos a través de los cuales el Espíritu Santo puede estar llamándonos a la vida plena y auténtica del Señor. El Señor no vendrá sólo al final de los tiempos, sino que está siempre viniendo, deseando formar parte de nuestra vida.

“Estad alerta”. Muchas personas tienen que estar siempre alerta: los médicos de guardia, los bomberos en sus dependencias, los conductores en medio del tránsito, los maestros en su clase o la joven madre con todo preparado para la hora del parto. Los padres, también, tienen que estar profundamente atentos a la vida de sus hijos, sobre todo cuando son pequeños. También tenemos que estar atentos, pues, los seguidores de Cristo.

Es fácil distraerse en medio de tantos y tantos estímulos. Es fácil dormirse en la comodidad y el confort de una vida tranquila. Es fácil quedar atrapado en las preocupaciones del trabajo y caer en la tristeza o en el chasco, y llegar a olvidar como el Señor está con nosotros y está de nuestra parte.

En nuestra vida, ¿qué nos impide estar plenamente despiertos?

¿Dónde tenemos carencias que necesitan de una vigilancia más grande? (en la manera de amar a los otros, en nuestra relación con Dios, …)

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