Jesús decide quedarse entre nosotros en forma de los alimentos más cotidianos de la cultura mediterránea: el pan y el vino compartidos.
Destaca la sencillez de estos elementos escogidos por Jesús per estar con nosotros por siempre. Dos elementos cargados de valor simbólico que Jesús utiliza para convertirlos en memorial de su vida, su muerte y su resurrección, al identificarlos con su cuerpo y su sangre.
¿Tenemos presente a Dios en nuestras vivencias y acciones?
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