Uno se pregunta hasta dónde tenemos que llegar para empezar a entender que todos tenemos una dignidad que ha de ser respetada como algo sagrado.
Todo esto viene por el suicidio de una mujer de 32 años y con dos hijos, tras ser difundido un vídeo de contenido sexual y que llegó a su marido, tras convertirse en un vídeo viral. Yo no voy a entrar a juzgar a esta mujer sobre lo que hizo. Lo que me llama la atención es la crueldad del que empezó a difundir el vídeo.
Aquí os dejo un artículo de Jose M. Olaizola hablando de la crueldad de las Redes Sociales. Está tomado de la página Pastoral SJ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario