sábado, 11 de junio de 2011

Pentecostés III


El Espíritu saca de las tumbas, de los antros del miedo, de los cenáculos del confort, para llevarnos a las abiertas plazas públicas donde se hablan todas las lenguas. Y esto lo sabemos ya desde Isaías:“Voy a hacer algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?” (Isaías 43,19).

¿Será el pecado contra el Espíritu obstaculizar esta fuerza? ¿Vendrá nuestra esterilidad del hecho torpe de creer que con cuatro definiciones podemos ponerle puertas al sol?

¡Es Pentecostés! ¡A la calle! A dejarnos ungir por el Espíritu para que nuestra rigidez ceda y lo que era muro se haga cuenco acogedor.

¡Ven, bendito fuego de alfarero!

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