jueves, 23 de junio de 2011

¿Qué significa ser consecuente con la fe en Dios Padre Hijo y Espíritu Sto.?



Creer en Dios Padre, origen de la vida, significa estar incondicionalmente en favor de la vida

Creer en Dios Hijo, en Jesucristo, el inocente crucificado, significa estar de parte de todas las personas crucificadas, estar incondicionalmente en favor de la solidaridad y la justicia.

Creer en Dios Espíritu Santo, de quien dice la Escritura que donde está el Espíritu está la libertad, es estar incondicionalmente a favor de la libertad y en oposición a toda esclavitud, a toda manipulación, a todo monopolio unilateral del poder.

Así de concretas son las consecuencias de una fe que se comporta en la sociedad de modo 
coherente.
Que la fe en Dios Padre, origen de la vida nos lleve a cuidar responsablemente de la creación, del entorno, del ambiente, de la naturaleza y, sobre todo, de las vidas humanas y, por tanto, oponiéndose a la guerra, al terrorismo, a la violencia, a la plaga de la droga, y a todas las formas de homicidio, incluida la agresividad cotidiana con que nos vamos matando poco a poco los unos a los otros. Oponerse también, por supuesto a la locura de la energía nuclear...

Que la fe en Dios Hijo, crucificado, nos lleve a ponernos de parte de todos los crucificados de este mundo, de parte de la solidaridad y de la justicia, y nos haga unir nuestros esfuerzos por bajar de la cruz a las personas crucificadas, empezando por algo tan concreto como colaborar a luchar contra el paro y las desigualdades sociales o contra el racismo y la discriminación.

Que la fe en Dios Espíritu Santo, que está dentro de mí y dentro de mi prójimo, nos lleve a un gran respeto a la dignidad y la libertad de cada persona, que nos haga auténticamente libres y nos ayude a respetar la libertad de los demás en una sociedad que dialoga y coopera, con espíritu de hermanos libres, en vez de destruirse y descalificarse mutuamente, con espíritu de guerra civil.

Masia, J. sj

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