martes, 23 de agosto de 2011

Somos

La persona es más importante que su trabajo, y la eficiencia no es la medida de la valía personal. O, mejor dicho, la influencia real de la persona, en realidad y profundidad, aunque no lo sea siempre en publicidad y notoriedad, no es lo que consigue sino lo que vive, no es lo que hace sino lo que es. La influencia de una persona en su entorno no está en razón directa de su actividad sino de su personalidad. Y su personalidad se define mejor fuera de su trabajo que a través de él. La persona vale más que los libros que escribe, los edificios que construye, las enfermedades que cura, o el dinero que gana. Hay que cambiar el enfoque.


Carlos G. Vallés

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