Para
orar:
Prepárate
para la oración: párate y siéntate, respira y reviste tu corazón de sencillez,…
Pide hoy con el espíritu de la oración el don del amor a María…
OBSERVA:
detente, sin prisas, en contemplar la imagen del icono… En silencio, sin nada
que comprender y mucho que vivir… Dedícale un tiempo generoso a dejarte mirar
por María…
RECONOCE:
recuerda algunas cosas de la explicación del icono y obsérvalas en la imagen…
Recuerda que su nombre, la Virgen de la Ternura, le viene no de ella, sino de
Jesús… Contempla ahora el tierno amor del hijo hacia la madre…
INTERPRETA:
“Ahí tienes a tu madre… y desde aquel
momento, el discípulo la recibió como suya” (Jn 19, 27). Mira el icono
repitiendo las palabras… “Ahí tienes a tu madre…” También el icono parece
sugerir que es la madre la que nos presenta al hijo y nos dice: Aquí tienes a
tu Salvador… a tu Maestro… a tu Amigo… Ve completando tú la frase y pon las
palabras en boca de María…
SENTIR:
Vuelve a contemplar en silencio el icono… vuelve a dejarte mirar por María… y
siente la mirada que te alcanza el corazón… déjate llevar por el abrazo del
niño hacia la Madre…
APLICAR
a la VIDA: María quiere entrar en tu vida… déjale un hueco, hazle un espacio a
su mirada tierna… pide a Dios poder amarla como lo hace Jesús en el icono, con
ternura…
Da
gracias a María por estar ahí y poder contar con ella… Da gracias por el
diálogo con el icono y por el rato de oración… y sal despacio de ella.
Decir
tu nombre, María,
es
decir que la Pobreza
compra
los ojos de Dios.
Decir
tu nombre, María,
es
decir que la Promesa
sabe
a leche de mujer.
Decir
tu nombre, María,
es
decir que nuestra carne
viste
el silencio del Verbo.
Decir
tu nombre, María,
es
decir que el Reino viene
caminando
con la Historia.
Decir
tu nombre, María,
es
decir junto a la Cruz
y
en las llamas del Espíritu.
Decir
tu nombre, María,
es
decir que todo nombre
puede
estar lleno de Gracia.
Decir
tu nombre, María,
es
decir que toda suerte
puede
ser también Su Pascua.
Decir
tu nombre, María,
es
decirte toda Suya,
Causa
de Nuestra Alegría.
Pedro Casaldàliga
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