domingo, 18 de diciembre de 2011

Voluntariado 4

La experiencia de Laura:


Día 4
Residencia Sta. Bárbara
Fue uno de esos días en los que no te apetece para nada ir a sentarte con un abuelillo, pero ganas 0. Solo que iba con la ilusión de pedirle a Diego un favor, un favor navideño. Quería que me hiciera un dibujo de  mi abuelo para regalárselo a mi abuela por Navidad. Teniendo en cuenta que empezó la tarde diciéndome Diego que no me lo haría, dejó de ser el jueves que esperaba. Y después por probar, decidí sentarme a hablar con una señora que tenía unos ojos azules muy bonitos, que se llamaba MªCarmen y me estuvo contando muchas cosas y anécdotas de su vida, pero se me echó a llorar y fue uno de esos momentos en los que se te coge el corazón y te echarías a llorar con ella pero no lo haces. Bueno, me contó que siempre había vivido sola, que las personas que le habían querido y a las que había querido se habían muerto, que siente muchísima nostalgia y que solo le queda su marido, que la cuida muchísimo y que es demasiado bueno a veces. Yo como pude traté de consolarla, le hablé sobre mi abuelo, sobre Juanito, que debemos sonreír, que las lágrimas no nos dan nada a cambio, sobre que de lo que se ha ido debemos quedarnos con lo mejor y le dije: "La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.”

Día 5
Último día en la residencia Sta. Bárbara
Último día en esta residencia. El corazón te hace un no sé qué raro, decirle a unas personas que tienen ganas de volver a verte que no os volveréis a ver.  Hoy quería sentarme con MªCarmen, porque esta semana me he acordado mucho de ella. Quería hacerle un detalle por navidades y aunque no fueran navidades, también se lo hubiera hecho. No sé, la palabra “sonrisa” me encanta, además cuando pienso en ella me evoca caras de personas conocidas sonriendo. Y cuando hablé con MªCarmen se lo dije mil veces, sonrisas, sonrisas y más sonrisas. Asique le he llevado una cartulina chica llena de sonrisas recortadas y le he dicho que espero que cuando se vaya a acostar todas las noches la mire y así se acuerde de mí y se vaya a la cama sonriendo. También he estado hablando mucho con una mujer que se llama MªJose, muy apañada, que me ha contado anécdotas de su vida y he ido a darle un beso a Pilar. Ha sido una tarde genial, gratificante y he salido satisfecha.

Yo no quería ir a residencia de ancianos, de hecho, ni lo seleccioné en preferencias, pero me ha encantado la experiencia, no me lo esperaba para nada así, pensaba que iba a ser muy cansado y que no me iban a poder aportar nada, pero no ha sido para nada así. He salido llena y complacida con la experiencia y con un poquito más de Pilar, Encarna y MªCarmen en mi corazoncillo. 

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