lunes, 2 de enero de 2012

Hacia una nueva solidaridad

Para este año nuevo que empieza, la comunidad ecuménica de Taizé, nos plantea en su carta anual este tema. Hacia una nueva solidaridad. Este ha sido el tema tratado en el encuentro de Berlín, celebrado durante los días 28, 29, 30, 31 y 1 de enero. En la oración de la tarde, el hermano Alois, ha planteado una serie de meditaciones dirigidas a profundizar sobre la carta anual de Taizé. Aquí os dejo unos pequeños textos de estos días y también os dejo la carta para que la podáis trabajar y orar. Que seamos capaces con nuestra vida de empezar a buscar caminos que nos lleven hacia una nueva solidaridad.

Carta de Taizé: Hacia una nueva solidaridad

Encuentro de Berlín:


Día 28 de diciembre:
Elegir la confianza no significa cerrar los ojos frente al mal. La confianza no es ingenua ni fácil, es un riesgo.
Arriesgarse a confiar es algo que no podemos hacer solos. Necesitamos el apoyo de los demás, saber que somos aceptados y amados. Así podemos tomar las decisiones importantes de nuestra vida con más libertad
En una época en la que muchos se preguntan: «¿cuál es el verdadero sentido de mi vida?». Nosotros, los hermanos de la comunidad, quisiéramos decir claramente: se encuentra en la solidaridad con los demás, vivida a través actos concretos. Una solidaridad así deja presentir la existencia de un amor que nos sobrepasa, nos lleva a creer en el amor que Dios tiene por todos los seres humanos.

Día 29 de diciembre:
La confianza en Dios va acompañada de un combate interior, no es algo evidente. Así pues, ¿no será el momento de plantearse de una nueva forma la pregunta “Qué significa creer en Dios”? La comunión que se nos brinda vivir estos días, nos anima a plantearnos esta cuestión.
El Evangelio nos pide dar este salto exigente, un cambio radical de la imagen que tenemos de Dios: reconocer que Dios se hace vulnerable, es decir, que necesita ser amado. Su amor por nosotros contiene en sí la pregunta: «Y tú, ¿me amas?».
Al decirnos que su amor cuenta para Él, Dios reconoce la grandeza de nuestra vida y nuestra libertad. Con ello, incluso a los humanos más despojados, Dios les da su dignidad, les hace justicia.

Día 30 de diciembre:
La Iglesia no es una sociedad aparte. Cristo envía al mundo a aquellos y aquellas que creen en él, para ser fermento de confianza y de paz, para ser sal de la tierra. En este sentido, el hermano Roger hablaba del «Cristo de comunión».

Día 31 de diciembre:
La fe no es un refugio externo al mundo. Cristo nos envía al mundo. Con la confianza puesta en él, experimentamos el gusto por el riesgo y la motivación para aceptar responsabilidades


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