sábado, 3 de marzo de 2012

Un corazón lleno de nombres


Hay que tener un corazón abierto, disponible y urgido por las realidades de los otros, con la mirada graduada para percibir lo que está sin casa o fuera de ella, el gusto cultivado que ofrece lo exquisito para saciar el hambre y la sed, el oído afinado para escuchar aquello que está apresado, el tacto sensible a la desnudez y a la enfermedad. La cuaresma es tiempo de aprender y ejercitarnos en tener habitado el corazón, por Dios y por los otros, inseparables.
Al final del camino me dirán:

¿Has vivido? ¿Has amado?

Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres.
(Pedro Casaldáliga)
Marina Utrilla ss.cc



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