Había un sabio, muy sabio, que quería construir un
mundo solidario, justo, en paz...
Pasaba horas y horas leyendo, estudiando,
preguntando...
Una tarde se le acercó su hijo de 6 años.
- Padre, vamos a jugar.
- No puedo, tengo mucho trabajo. Tengo que encontrar
la manera de construir un mundo solidario, justo y en paz.
- ¿Te ayudo?
El padre buscó la manera de tener al hijo ocupado.
Sobre la mesa había una revista y, en la revista, un mapa del mundo. Cogió la
hoja, la enseñó al niño y después lo cortó en trozos pequeños.
- Aquí tienes. Es un rompecabezas. Si juntas bien
las piezas y las enganchas con "celo" construirás el mundo.
El padre pensó que el pequeño estaría ocupado toda
la tarde pero al poco rato el niño había acabado.
- ¿Como lo has hecho?
- Muy fácil. Yo no sé construir el mundo. Pero, por
la otra cara de la hoja de papel hay un hombre y yo si sé cómo es un hombre. He
construido el hombre y el mundo ha quedado construido.
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