De un texto del siglo IV
Cristo no tiene manos;
Sólo tiene nuestras manos
para alargarlas a aquel
que lo necesita.
Cristo no tiene pies;
Sólo tiene nuestros pies
para caminar con aquel chico
o aquella chica que siempre caminan solos.
Cristo no tiene labios;
Sólo tiene nuestros labios
para consolar a aquel que está triste.
Cristo no tiene ayuda;
Sólo tiene nuestra ayuda
para ser portadores de su mensaje.
Nosotros somos el último mensaje de Dios
escrito en hechos y en palabras.
Nosotros somos la única Biblia
que la gente puede leer todavía.
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