lunes, 9 de diciembre de 2013

Voluntariado 2013 (2 parte)

Seguimos con el diario de las voluntarias:

Ana:
Hoy nos han vuelto a dividir en dos grupos pero esta vez yo me he quedado con Marta y con Candela en la planta en la que se encuentran las personas con Alzheimer. Cuando llegamos nos sentamos alrededor de la anciana con la que siempre hablamos y se puso a hablarnos mucho más animada y se veía que se encontraba mejor que la última vez porque incluso nos ha cantado un poco. Además ha llegado una señora que tenía la enfermedad muy avanzada, apenas hablaba bien y cuando hablaba decía cosas sin sentido me he quedado al lado suya y se ha puesto a hablar de una forma un tanto pesimista diciendo que se quería morir y cosas por el estilo, poco a poco cuando el ambiente se ha animado ha dejado de decir esas cosas pero me siento mal por ella.
Candela:
En el voluntariado de hoy nos hemos dedicado a hablar con las mujeres de la segunda planta. Hemos estado viendo la tele con ellas y hablando de lo que habían hecho a lo largo de la semana. Ha sido gratificante el poder estar un rato con ellas, hablando tranquilamente y pasando un buen rato. Esta tarde hemos vuelto a visitar a Manuela. Hemos estado toda la hora hablando con ella, cantando y riéndonos. Ha sido bastante interesante el poder haber compartido una hora con ella y que nos escuchase y se Riera con nosotras de nuestros chistes y bromas. También hemos cantado y hemos descubierto que tiene una gran voz. Cada día conocemos cosas nuevas de la gente que visitamos, cosas que te pueden llegar a sorprender.
Marta:

Hoy en la residencia de ancianos eh estado hablando con un hombre llamado Juan al que le faltaban las dos piernas. Al principio me sentí un poco impotente debido a que no sabía que decirle porque lo único que me decía era que su vida no había tenido sentido y que se quería morir ya, que Dios no le había ayudado ni había estado con el. Pero poco a poco se le fue olvidando y me estuvo contando los viajes que hizo, me contó que se casó y que tuvo un hijo que se murió joven. La verdad es que esta experiencia me hizo pensar sí yo verdaderamente veía que Dios estaba presente en mi vida y que quería que mi vida tuviese sentido y que cuando estuviese apunto de morirme pensar que he hecho todo lo que quería hacer, sin opinar lo que pensasen los demás.

Inés:
 El día 29 llegamos a la residencia y volvimos a dividirnos. Ana se fue a jugar a las cartas con Víctor y un anciano, mientras que Marta, Candela y yo fuimos a hablar e intentar darle conversación a otras ancianillas que había en una sala. En principio teníamos que llevarlas a dar un paseo, pero ya estaban vestidas para cenar y no pudimos. Ellas fueron muy amables en todo momento, nada más llegar nos ofrecieron asiento, y nos echaron muchos cumplidos. Estaban viendo un programa de telecinco, así que hubo muchos ratos en los que en realidad no hablábamos, pero aún así pudimos ayudarlas diciéndole las cosas que ellas no oían. Conforme hablabas con ellas te ibas dando cuentas de que no estaban totalmente bien de la cabeza, si no que han olvidado muchas cosas y que no hablan con total coherencia. También es inevitable sentir que todo está muy apagado cuando entras, y es muy difícil intentar cambiarlo o no sentirte afectado. Esto te hace pensar que estas personas pasan aquí las 24 horas del día, y que seguro que se sienten agradecidas de que de vez en cuando, aunque sólo sea una hora a la semana, vengan personas que no conocen a distraerlas un poco y a traer un poco más de alegría. Y aunque en principio parezca inútil que vayamos una hora a la semana a sentarnos y a estar con abuelos, adquiere sentido y te dan cuenta de les ayudas más de lo que parece. Sin embargo, hay muchas cosas que todavía tengo que mejorar. Por ejemplo me gustaría ser capaz de hablar con ellos muchos más y sacarles tema de conversación, también saber que decir ante algunas cosas que dicen y sobre todo intentar llevar más alegría.

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