miércoles, 15 de enero de 2014

II Domingo del Tiempo Ordinario

Nos encontramos hoy ante otra versión del Bautismo de Jesús, ésta del Evangelio de Juan. Vemos como en un principio Juan Bautista no lo conocía, pero al ver como el Espíritu desciende sobre Jesús, dice: Yo lo he visto y doy testimonio que este es el hijo de Dios.

Jesús es el auténtico testigo del obrar de Dios, con sus obras y palabras comunica el amor de Dios. En nuestro mundo también hacen falta testigos que den razón de este amor, a lo mejor no tan de palabra, para eso ya tenemos las de Jesús, pero si con obras. Nuestro estilo de vida, movido por la fe que tenemos en Cristo, ha de anunciar la Buena Nueva de la Salvación que Dios quiere para todos, comenzando por los más cercanos a nosotros: familia, vecinos, compañeros de estudios, compañeros de trabajo…

-    ¿Comunicamos a los demás nuestra fe?

-    ¿Nuestras obras, nuestro estilo de vida, son testimonio de nuestra fe?

-    Repasemos como ha sido nuestro paso del no conocimiento al conocimiento de Cristo.


1 comentario:

HTTP://rosadeabril-m.blogspot.com dijo...


Ahora Jesús se siente feliz por saberse un Hijo querido por Dios y, lleno del Espíritu Santo se retira al Desierto para prepararse para su Misión redentora. Él va a cargar con nuestros pecados para redimirnos y con el ejemplo de su vida, nos va a enseñar el camino de la verdadera libertad.
El Evangelio nos recuerda que la Iglesia es una Comunidad de testigos y que todos tenemos que ayudar a descubrir a Jesús como Redentor. En nuestra Parroquia tenemos que vivir el Evangelio entre nosotros, acogiéndonos y dejándonos conducir por el Espíritu para que nuestro testimonio sea creíble y auténtico.