lunes, 4 de agosto de 2014

Pobres de espíritu


“Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por vosotros se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza. Os doy mi opinión sobre este asunto: puesto que el año pasado tomasteis la iniciativa del proyecto y de su ejecución, ahora os conviene llevarlo a término. Así al entusiasmo por proyectarlo responderá el realizarlo, según vuestras posibilidades. Pues donde hay entusiasmo, se acepta lo que sea, no se piden imposibles. No se trata de aliviar a otros pasando vosotros apuros, sino de lograr igualdad. Que vuestra abundancia remedie por ahora su escasez, de modo que un día la abundancia de ellos remedie vuestra escasez, así habrá igualdad.” (2 Cor.8,9) 

Elegiste un camino de pobreza para salvarnos. El adjetivo pobre evoca humildad, conciencia de los propios límites, de la propia condición existencial de la pobreza. Me llamas a transformar esa pobreza de espíritu según los dones recibidos, en un estilo de vida que se refleje en mi existencia, intentando ayudar a otros buscando lo esencial. 

Además, necesitamos la conversión en relación a los pobres. Tenemos que preocuparnos de ellos, ser sensibles a sus necesidades, ser solidarios. A lo mejor lo que me pides es que me haga uno de ellos… 

  • ¿Cuáles son esas pobrezas de espíritu que encuentro en mi vida? 
  • ¿Qué dones tengo que poner en juego para transformar mis pobrezas y las del mundo? 
  • ¿Crece mi deseo por aprender a estar con los pobres? 


No hay comentarios: