jueves, 17 de mayo de 2018

A la manera de Dios



Refúgiate en mí, que yo te protegeré. Yo soy tu bien, la copa con la que brindas, y la parte de la herencia que te corresponde. Tu suerte está en mi mano. Yo te aconsejo, incluso cuando no te das cuenta. Hasta de noche te instruyo, internamente, y despierto en ti intuiciones de un bien posible, de una justicia auténtica, de una verdad inmortal. Tú no me olvides. Tenme presente y, conmigo cerca, no vacilarás.

Deja que se alegren tu corazón y tus entrañas. Deja que tu cuerpo descanse sereno. No temas a la muerte o a la derrota, porque yo te abrazaré en ambas y te salvaré. Yo te enseñaré el sendero de la vida, haré que seas feliz en mi presencia, y que tu alegría, conmigo, dure para siempre.

(Rezandovoy)

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